Cuentan los vecinos de Salto, la capital de la naranja enclavada sobre el margen del río Uruguay, que el romance con el fútbol de José Enrique “Joselo” García, empezó desde la cuna y creció con su experiencia internacional. Él y la pelota. Él y el fútbol. Una comunión de sangre, entrañable, casi religiosa, que lo marcaría para siempre: En el momento de elegir los nombres de sus equipos: Nacional y Uruguay (la camisa celeste), terminaron de darle una identidad definitiva, por ejemplo, en México.