El viejo oficio de ser dirigente de una Liga y concurrir a un Congreso de la Organización del Fútbol del Interior, ya no tiene el barniz de emoción del pasado, para nada. Desde la legendaria época fundacional de la OFI a hoy, hay enormes diferencias, basta con revisar los viejos buenos tiempos; con dirigentes realistas y que no creían en milagros ofrecidos por la Asociación Uruguaya de Fútbol. Sólo en trabajo. En hacer una OFI más grande y más moderna, era el fin que hasta el año 2000 se persiguió. En el presente no hay historias interesantes para contar porque son anuladas por culpa de la AUF. Un elemento que por su propia fuerza arrastra sueños, esfuerzos y esperanzas. Estamos en la hora de escribir hazañas frustradas que también tienen protagonistas que nunca serán consagrados.